Gracias a DisturbiKa de elcorito.com por el link...
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¿A la escuela para qué?
--------------------En la época en que impartía clase de historia universal en la UASD, tuve que acostumbrarme al hecho de que la mayoría de los estudiantes egresados de las escuelas públicas no estaban familiarizados con las reglas más elementales de la gramática ni con la existencia de grandes civilizaciones como las de Egipto y Roma.
En los frecuentes exámenes a que los sometía escribían valvarie por barbarie, el Pericles de Atenas se convertía en el Periche de la CDE y la isla de Sicilia en la Cecilia de la televisión. Grecia, un país que muchas veces no habían oído nombrar, se convertía en Crecia y de la mitología grecorromana no tenían más que una remota idea.
Una gran parte escribían sus nombres con minúsculas y sin acentos. En muchos casos, ni siquiera sabían firmar. Por pura suerte, ninguno escribía cajón con g.
Para peor, no sabían estudiar, no tenían hábito de lectura, no entendían la palabra escrita. Eran, salvo excepciones, analfabetos funcionales.
Al cabo de doce años de instrucción primaria, intermedia y secundaria los estudiantes dominicanos de las escuelas públicas se graduaban y se gradúan de bachilleres en docta ignorancia. He aquí la realidad de nuestro triste sistema educativo.
Este es, en gran parte, el resultado del derrumbe, del desmantelamiento del sistema de educación hostosiano prohijado por la iglesia católica y Balaguer, y su sustitución por un modelo infuncional que fue luego abandonado como quien dice a su suerte –abandonado a su muerte...
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