Extraído del Editorial del periódico Diario Libre del dia Miércoles 30 de mayo del 2007.
Hace 43 años, en 1964, el entonces exiliado en Nueva York, el Dr. Joaquín Balaguer, publicó en el periódico El Caribe un artículo que dice lo siguiente: "Entre las cosas curiosas que refiere el famoso antropólogo Malinowski figura la conversación que sostuvo en plena selva con el jefe de una tribu en Nueva Guinea. El sabio le habló en tono patético al salvaje sobre las grandes batallas que se habían librado y sobre millones de hombres que habían muerto en la guerra mundial. Al concluir Malinowski su relación, el caníbal lo abrazó exclamando lleno de alegría: "!Qué bien deben estar comiendo ahora!". Horrorizado ante aquella salida, el antropólogo trató de hacer
entender a su interlocutor que en Europa los hombre no guerreaban para comerse mutuamente. "Sé lucha -subrayó el explorador- por principios, por ideales". El bárbaro neoguineo oyó con tranquilidad sus explicaciones, y al final le hizo al hombre civilizado esta pregunta llena de sabiduría: "¿Y si no se los van a comer, por qué los matan?".
Bernard Shaw, en una de sus grandes obras teatrales, "Santa Juana", refiere que otro jefe salvaje de las islas Marquesas, a quien se le habló de la muerte de Juana de Arco en una hoguera, hizo al narrador una pregunta análoga: "Pero si no se la iban a comer, ¿Por qué la asaron?".
El pueblo dominicano, al igual que estos filósofos en estado de naturaleza, ha tenido también que preguntarse muchas veces, a propósito de la muerte de Trujillo: "Si era para seguir haciendo lo mismo, entonces para qué lo mataron?".
Reconocemos que ese monstruo y todo lo que representaba, tenia que ser eliminado, pero quien crea que la pregunta en impertinente, que eche un vistazo a su alrededor.
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