Tres constructores, Juan, Güebin y Fellito, se van a un bar después del trabajo. Se pasan una hora bajandose varias cervezas jumbo, cuando se repente un camión fuera de control se estralla contra las paredes del bar matando a media docena de personas incluyendo a los tres constructores.
La gente lo recordaba por su gran unión trabajando juntos, principalmente porque Güebin era un trabajador incansable, Juan un hombre serio y cristiano y de Fellito solamente se decia que era un vago y un perfecto tiguerazo.
Luego de morir, se ven los tres en las puertas del cielo y San Pedro les dice:
"Jesusantisimo!, esto si es perfecto. Me acaban de llegar tres constructores justamente cuando las puertas del cielo necesitan una gran reparación. Tal vez con ustedes pueda conseguir muy buenas ofertas".
San Pedro con bondad y generosidad llega a un acuerdo con ellos, dejando pasar solamente a quien le haga la mejor oferta por la reparación de las puertas del Cielo.
Primero le pregunta a Güebin cuanto dinero cobraria por arreglar las puertas.
Güebin se acerca a las puertas, las inspecciona, las mide y le da a San Pedro un estimado de $750 dolares.
San Pedro le da las gracias y le pide al siguiente constructor, el Sr. Juan, que le de su costo estimado. Él se acerca a las puertas, las inspecciona, las mide y les da San Pedro una estimación de $1500 diciendole que no se ganaria ni un centavo por ese trabajo.
San Pedro le da las gracias y le pide al ultimo constructor el Sr. Fellito, su precio estimado. Fellito, sin moverse, rápidamente le da un precio de $2750. San Pedro le pregunta cómo pudo llegar a una estimado de dos mil setecientos cincuenta dólares sin ni siquiera hacer la inspección o medición de las puertas. A lo que Fellito le responde:
"Es fácil San Pedro, $1000 son para usted, $1000 son para mi y los $750 son para Güebin".
Moraleja: "Antes de opinar cualquier vaina sobre un tema, primero escuche las opiniones de los demás".
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